Crónica

Justamente ahí es cuando me maravillo con el arte de las matemáticas.

matematica

Un sábado alrededor de las 10:30 de la mañana, me encuentro en mi habitual asiento , lugar que he ocupado ya casi 8 meses desde que ingrese a mi diplomado de matemáticas.

El silencio es presente en el salón en el que nos encontramos… ¿Acaso dicho silencio se deba al cansancio y desvelo de 17 jóvenes que desde temprano se encuentran en un salón de clase? No he de negar que todos contenemos el cansancio característico de unos jóvenes estudiantes que tratamos a tropiezos de sobrellevar y disfrutar nuestras vidas, pero la causa del silencio no es ello, sino se debe a una razón más profunda. Aquel silencio que algunos lo considerarían incómodo, para mí desde aquel incómodo asiento solo significa una cosa:   la extraordinaria concentración en la que se encuentra cada compañero en esos instantes. Cada mente, cada mundo,  que trata de descifrar un enigma, un enigma que al ser resulto es sumamente glorioso.

 Esa satisfacción y gloria se hace presente en mí cuando finalizo aquel enigma que se me fue conferido, que en un principio llegó a atemorizarme, pero que al lograrlo, la respuesta se  torna tan clara y obvia; como si la respuesta siempre se hubiera hallado ahí, frente mis ojos.

Justamente en ese instante es cuando me maravillo con el arte de las matemáticas.

Esta arte tan caprichosa que tiende a llegar a la perfección, con una esencia reservada en donde todos sus secretos y enigmas los esconde entre líneas, para que solo unos cuantos que sientan la debida pasión, amor y deseo les sea revelados los enigmáticos saberes de las matemáticas. 

Continuo contemplando mis cálculos y viene a mi mente una frase de la eminencia Bertrand Arthur William Russell: Las matemáticas no poseen solo la verdad, sino la belleza suprema.” ¿Por qué vino a mi mente aquella frase que atesoro mucho? Al preguntarme eso, yo misma me respondí al maravillarme contemplando la hoja  de mi cuaderno repleta de cálculos; es para mis ojos como una pintura, una pintura que tiene colores que no podemos ver.

 Verán, hay patrones en todo. El color en la luz, los reflejos en el agua. En matemáticas, estos patrones se manifiestan en la forma más increíble: signos, variables, constantes, despejes, ecuaciones, derivadas, integrales… es simplemente hermoso como una obra de arte.

Tal vez la mayoría de las personas no puedan entender la bella complejidad y utilidad de ello, pero para mí lo es todo, y para todas las personas que compartimos ese instante en ese salón de clase,  entendemos nuestro mundo desde esa concepción que consideramos arte: las matemáticas.

Satisfecha y llena de gloria por resolver aquel enigma que muchos llamarían de manera burda como un «ejercicio de mate», verifico y contemplo mi arte y cierro mi libreta.